Amarte otra vez? Cap. 1: Dolor

-...y entonces Applebloom dijo: cuando las vacas vuelen ¡Deberías haber visto su cara cuando apareció todo un rebaño o debería decir bandada de vacas pasando por encima de su cabeza! ¡No tenía precio!- Discord reía alegremente tumbado en el sofá de Fluttershy.

-Oh, Discord- la pegaso amarilla reía en voz baja al escuchar las travesuras del draconequs.

Pese a su actitud infantil, traviesa y juguetona, Discord tenía todo el aspecto de un adulto, su rostro era alargado y delgado con grandes ojeras en sus reptilianos ojos rojos, los pómulos marcados y una corta barba blanca de chivo, era considerablemente alto, de hecho medía una cabeza más que Bull Biceps o Big Macintosh que medían cada uno 1.80m- 1.90m. También era muy delgado lo cual solo lo hacía ver más alto aun. Su modo de vestir resaltaba su título de dios del caos- como si su aspecto no lo delatara bastante- siempre vestía combinando lo antiguo y formal con lo contemporáneo e informal.

Se viera como se viera Discord era un dispararte andante y sus locuras, aunque en ocasiones llegaban algo lejos, nunca eran hechas con maldad, esa no era su naturaleza y Fluttershy lo sabía, por eso era de los pocos que le entregaban toda su confianza o al menos la mayor parte de ella, en ocasiones podía ser algo...controlador y preocupado únicamente por sus asuntos sin importar que hiciera algún mal a otros.

-Quizás la próxima vez deberías venir conmigo, sería divertido ir gastando bromas por ahí contigo- dijo flotando frente a la chica con una sonrisa pilla.

-Sería encantador, Discord, pero no soy buena con las bromas...a menos que el blanco sea yo-susurró al final- Pero podrías preguntar a Pinkie o a Rainbow, sus terceros nombres son prácticamente Bromista, bueno sería cuarto nombre en el caso de Pinkie.

-Preferiría que fuera contigo- Discord frunció el ceño.

-No puedes convivir solo conmigo, necesitas interactuar con otros.

Discord volteó a otro lado molesto, no necesitaba nadie más que Fluttershy. Ante la terquedad del señor del caos, Fluttershy le colocó una mano en el rostro y lo forzó a mirar hacia ella.

-Por favor, aunque sea por una vez inténtalo, por favor.

-Está bien- tras un suspiro aceptó de malagana- lo intentaré- no podía decirle que "no" a Fluttershy, la quería demasiado para eso.

La quería demasiado. Él nunca podría hacerle daño, cuando lo de Tirek fue un terrible error y no lo repetiría otra vez. Había traicionado a la ÚNICA persona que se preocupaba por él, jamás tropezaría con la misma piedra otra vez. Con ese pensamiento se dedicó a disfrutar del tacto de la mano de su querida Fluttershy contra su rostro como un gato cuando lo acarician.

Pero su disfrute no duro mucho. Cuando recién empezaba a sentirse cómodo una presión en su pecho se hizo presente. A penas si podía respirar, era como si su corazón hubiera sido completamente atravesado por una estaca del grosor de su brazo.

-¡GAGH!- gritó cayendo al suelo y apretándose por reflejo el pecho donde el dolor se hacía presente.

-¡Discord!- Fluttershy se apresuró a comprobar que le ocurría a su amigo- ¿S-son esos dolores de nuevo?- preguntó aterrada.

-Re-relájate...es-estoy bien- mintió, no quería verla preocupada pero el dolor solo se intensificó.

Ahora en serio no podía respirar, ni siquiera pudo emitir un sonido de agonía y hubiera apostado que su sangre dejó de fluir por sus venas por un instante. Estaba sudando como si hubiera corrido un maratón sin distorsionar la realidad, la vista se le nublo unos segundos, no podía pensar en nada. Estaba a punto de desmayarse cuando el dolor, como mismo inició, se detuvo.

Cuando recuperó el aliento estaba sentado en el sofá y podía escuchar el alboroto que la alterada Fluttershy hacía desde la cocina.

-¡Algo para el dolor! ¡Algo para el dolor! ¡Algo para el dolor!...- repetía una y otra vez mientras ojeaba la sección de alimentos medicinales en un libro de cocina.

-Para ser alguien que habla susurrando sabes hacer un gran barullo.

La pegaso se calmó un poco al voltear y ver a su amigo allí de pie a la entrada de la cocina.

-¡Estas bien!- voló a abrazarlo pero con cuidado de no ser "demasiado ruda", luego de separarse le habló agitada- Estaba tan preocupada. Por un momento casi perdiste la conciencia. No sabía qué hacer.

-¿Y pensaste en darme de comer alguna receta medicinal? Nah, no habría servido de mucho.

Lo miró algo confundida hasta que recordó que Discord también se alimentaba de hojas de libros. En una ocasión había mencionado que las revistas y comics eran como papas fritas o algún snack mientras que los best-sellers solían saber cómo solo los cocineros de la realeza podrían preparar. De hecho Twilight hechizó todos los libros de su biblioteca para que cada vez que intentara comerme una hoja supiera peor que, en palabras de Discord, el estiércol.

-En realidad pensaba prepararte alguna de las recetas...-se interrumpió.

Pasaron los segundos y Fluttershy seguía sin hablar. Después de esa pausa incomoda su leve voz se hizo presente.

-Discord estoy preocupada- él solo la miró con incredulidad- esos dolores, ya hace varias semanas que los tienes y mientras más pasa el tiempo empeoran esto no es normal...

~Claro, como yo soy TAN normal es obvio que algo está terriblemente mal~ interrumpió burlonamente.

-¡Oh mí! ¡Lo siento no pretendía ofenderte ni nada!-

-¡Jaja! Tranquila- dio unos golpecitos en la cabeza a la ingenua- Soy un ser que surgió del caos, probablemente todo este aumento de armonía en Equestria me debe estar haciendo alergia. Solo tengo que poner algunas montañas de cabeza, convertir un par de cosas aburridas en algo más divertido y no sería mala idea por fin averiguar qué ocurre si usas fertilizante en un timberwolf. Bueno mejor me voy ya, antes de que me de otro ataque de alergia. Adiosito.

Antes de que Fluttershy pudiera hacer o decir nada Discord ya estaba en la puerta y seguidamente despegado rumbo a Everfree.

-Hasta pronto- se despidió apagadamente.

El bosque Everfree tenía fama de ser antinatural y espeluznante, lleno de seres que te aseguraban una ultima hora de vida desde el primer momento en que pusieras un pie en este territorio. Cualquiera diría que habría que estar falto de juicio para aventurarse allí solo y sin alguna protección, pero había alguien que aun veía su hogar, o uno de ellos, en este bosque y ahora mismo necesitaba buscar algo en el Castillo de las Dos Hermanas.

Varios minutos después...

El sol estaba próximo a ocultarse. Discord descansaba bajo un árbol en Everfree observando un cultivo salvaje bromas venenosas a su alrededor, y mientras, pensaba en su situación. Odiaba mentirle a Fluttershy pero no tenía opción, no sabía qué hacer pero había algo que para este punto si sabía: qué era lo que le causaba esos dolores en el pecho. Comenzaron justo después de que traicionara a las chicas por Tirek, cuando se dio cuenta de lo mucho que le importaba Fluttershy, aunque en ese entonces era muy leve y creyó que era debido que estaba algo débil después de que le quitaran su magia pero ahora ya lo tenía claro: ese maldito dolor solo empezaba cuando pensaba en lo feliz que Fluttershy lo hacía. Cada vez que esa chica le hacía palpitar llegaba como el trueno tras el rayo. Si habían aumentado en cantidad y gravedad era porque cada vez más sentía su corazón saltar de su pecho cuando estaba esa tímida pegaso amarilla, junto con sus pensamientos sobre ella.

Pero ¿qué significaba eso? Se preguntaba mientras arrancaba una broma venenosa del suelo. Tal vez porque el amor era como una sincronía, una armonía entre dos corazones y él era un ser nacido del caos no podía similar esa emoción y la rechazaba o enfrentaba de muy mala manera. Si era eso entonces ¿no podía amar a Fluttershy? La flor en su mano se marchitó rápidamente con ese pensamiento. Mayor fue su ira cuando notó que había pensado en sus sentimientos por Fluttershy no eran posibles y el bendito dolor no hizo acto de presencia. Con el aumento de su furia terminó la vida del árbol a su espalda y algunas de las flores a su alrededor.

Si cada vez que manifestaba sus sentimientos significaba que iba sufrir entonces quedaba en un dilema: Podía olvidar sus sentimientos por Fluttershy y olvidarse de amar a cualquiera en general o seguir su corazón hasta que se detuviera y provocarle a la chica una eterna sensación de culpa por ser la causa indirecta de su muerte. Para cuando culminó su pensamiento ya no quedaba una sola planta viva en más de 3 metros a la redonda, el mismo suelo ya parecía algo más similar a arena de desierto.

-¡AAAHG! ¡Por Exodo!- gritó al cielo- ¡¿Te importaría decirme cuál es tu brillante idea, Señor Todopoderoso?! ¿Por qué demonios permitiste que me creara si mi existencia tiene que ser tan miserable?- no hubo respuesta, como era de esperarse- Al menos podrías haberme dado una vida finita pero nooo, tengo que pasar el resto del eternidad sin ser capaz de amar a nadie si quiero mantener mi pellejo intacto ¡Agh!- se dejó caer con frustración en el suelo muerto cubriendo se el rostro con una mano- Un consejo: La próxima vez que crees un universo trata que sea un poco más justo, ¿de acuerdo?

Hasta que el sol se ocultó no hizo nada, solo se quedó allí tendido, dándole vueltas al asunto, literalmente había puesto todos sus pensamientos en una rueda y la había mantenido girando durante la última media hora- no es que haya resuelto mucho, la verdad-. Cualquiera hubiera aceptado la realidad pero, él era el Dios del Caos, a la realidad la rompía, la torcía, la doblaba todo porque no la aceptaba. El problema en esta ocasión es que no sabía de qué manera podía alterar esto y no es que no lo hubiera intentado, pensó que si alteraba su forma todo se arreglaría pero fue como derretir un glaciar usando cerillos: inútil y una completa pérdida de tiempo, aún si se transformara en un alicornio o un terrenal seguiría siendo un draconequs, la manifestación viva del caos y la desarmonía, nacida a partir del mismo.

Se vio interrumpido de su filosofía existencial por su estómago que exigía ser llenado de inmediato. Como no estaba de humor para una ensalada de bromas venenosas secas- y volver a la cabaña de Fluttershy no era buena opción- tal vez podría hacer algunas compras en el Castillo de la Dos Hermanas, sus viejos libros no estaban encantados por Twilight así que no tendría problema comiendo unas 200 o 300 páginas. Bueno, no dejes para luego lo que quieres hacer ahora, con un simple chasquido se transportó a la deteriorada entrada del antiquísimo castillo, pero antes de que pudiera poner un pie en su devastado interior algo llamo su atención: Una blanca luz tenue brillaba al fondo de un pasillo con algo muy próximo a ella proyectando una sombra en el mismo. Antes de que pudiera hacer nada la sombra se alejó por el pasillo siguiendo a la luz.

-Siempre quise ir a una cacería de fantasmas- dijo nadie específicamente con una sonrisa traviesa mientras sacaba de un lugar aleatorio una red para mariposas suficientemente grande como para que un hombre adulto entrara sin problemas.

Y andando de puntitas tontamente siguió a la luz a través de los corredores, girando en esta esquina, siguiendo por aquella sección, en fin, persiguiéndola durante unos minutos sin tener aún una idea de qué estaba persiguiendo, aunque no es que Discord fuera famoso por seguir la lógica común. Pronto estaba en la biblioteca de las ruinas.

-Bueno para algo vine aquí en un principio- tiró su red y empezó a revisar los estantes más cercanos a la salida-Cazaré fantasmas otro día.

A penas se dio cuenta de que la luz también se había detenido en el mismo lugar solo que un poco más al interior de la biblioteca, ni siquiera le dio importancia a lo que estaba haciendo quién-quiera-que-fuera que estaba proyectando la sombra. Él tenía sus asuntos y Mr. Lucecilla tenía los suyos, punto. Estaba a punto de darle una mordida a una página cuando...

-...que... aquí- Oyó e ignoró -...tiene que estar aquí...- esta vez fue más audible, parecía ser una voz femenina -...tiene que estar aquí...- casi estaba seguro de a quién le pertenecía esa voz, y ahora que prestaba más atención, su propietaria parecía estar registrando los libros -...tiene que...- se interrumpió.

Para este punto Discord ya tenía más curiosidad que hambre, justo iba a preguntar qué era lo que buscaba con tanto ahínco cuando un libro cayó, o mejor dicho fue arrojado, hacia su dirección. Era un libro muy viejo, aparentemente más viejo que el mismo castillo donde residía, los bordes de la solapa estaban cubiertos de oro y piedras preciosas que milagrosamente se habían mantenido intactos pese al paso de los siglos. Un manjar muy apetitoso para el draconequs. La Señorita Buscadora podía esperar un poco más, primero necesitaba comprobar si esa belleza sabía tan bien como se veía. Arrancó una página con entusiasmo y con el mismo se la echó en la boca, cuán grande su sorpresa al notar el sabor.

- ¡PUAGH! ¡Qué asco!- tosió y escupió varias veces -No solo sabe peor que los libros de Twilight sino que casi me ahogo- lo cierto es que desde que entró en su boca le había dejado una terrible sensación de asfixia y dolor de garganta casi como si hubiera sido lijada.

-¿Quién está ahí?

Lo descubrieron. Ese día solo mejoraba y mejoraba, nótese el sarcasmo. Escuchó sus pasos acercándose y pronto ya estaba junto a él.

-Oh, eres tú, Discord- suspiró tranquila.                                                  

-Hola, Celestia.